domingo, 25 de junio de 2017

Wolfgang Tillmans en la Fondation Beyeler, Basilea

Transfotografía

Coincidiendo con el final (15 de junio) de su última exposición en la Tate Gallery de Londres, la Fondation Beyeler presenta en Basilea una extensa muestra retrospectiva de la obra de Wolfgang Tillmans (Remscheid, Alemania, 1968). Se trata de una de las figuras de mayor interés y proyección en la escena artística actual, por motivos que saltan a la vista recorriendo esta magnífica, excelente, exposición, cuyo planteamiento y criterios de montaje parten del propio Tillmans.

Gota de papel (invertida) II [Paper drop (reversed) II] (2011).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley, London,
David Zwirner, New York.

El soporte fundamental de su trabajo es la fotografía, pero entendiendo su uso en una forma transcendida, abierta. Además de la cámara y las impresiones fotográficas, Tillmans utiliza fotocopias e interviene las imágenes a través de filtros y procedimientos de impresión, con lo que alcanza efectos de irradiación y de superposición de luces y colores con diversas gradaciones de intensidad. Por todo ello, pienso que la denominación que mejor encuadra sus obras sería la transfotografía.

Anders (Brighton Arcimboldo) (2005).
Fondation Beyeler, Riehen/Basel; © Wolfgang Tillmans.

De hecho, ya antes de comenzar a utilizar la cámara fotográfica a comienzos de los años noventa, Tillmans desarrolló en 1986 la serie Xerox (presente en la exposición), en la que con una fotocopiadora láser de blanco y negro podía ampliar las imágenes en un 400%, así como producir una reducción de las mismas en diversos tonos de gris.
Un rasgo decisivo en Tillmans, ya desde su juventud, es su activismo social. En 1987, rechaza el servicio militar desempeñando, en cambio, un servicio civil en la Cruz Roja y una organización caritativa. Sus primeras exposiciones individuales tienen lugar en 1993. En 1995, en Nueva York, encuentra a quien sería su compañero: el artista Jochen Klein, quien moriría a causa del SIDA en 1997.
Retrospectivamente, en una charla en la Fundación Serralves, Oporto, en 2015, Tillmans decía: “He estado con frecuencia particularmente interesado en la idea de la actividad libre – lo que no sólo quiere decir que esté libre de límites, sino que sea verdaderamente gratis. Lo que he observado a lo largo de los últimos veinte años es que cada vez hay menos espacio público y espacio libre, donde la gente pueda divertirse o interactuar sin consumir, sin pagar, sin estar bajo control de alguna restricción comercial.” Y no sólo contra el hiper-consumismo: particularmente intenso fue también su activismo «anti-Brexit» en 2016. 

Fondo azul, Árbol [Blautopf, Baum] (2001).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley,
London, David Zwirner, New York.

La brillantez y perfección técnica de las imágenes de Tillmans van en todo momento unidas a la profundidad estética y moral que éstas transmiten. De niño, quería ser astrónomo. Y ya a los 14 años, en un viaje de intercambio en Inglaterra, descubrió la música tecno y los ambientes de una juventud que se interrogaba a sí misma a través del ritmo y la acción. Ahí está la raíz: en lugar de mirar sólo hacia los astros Tillmans ajustó su telescopio hacia arriba y hacia abajo, aquí dentro. Y eso es lo que vemos: es un explorador de nuestro tiempo, del mundo de hoy, tanto natural como social, a través del registro de la imagen.
Con unas 200 obras impresas y tres proyecciones audiovisuales, distribuidas en 12 espacios de la Fondation Beyeler, nos movemos en esa exploración a través de la imagen. Las imágenes fluyen en un recorrido abierto, tanto desde un punto de vista temático como por su formato: de grandes dimensiones al tamaño de la postal. Enmarcadas con un borde ligero de color blanco, sujetas con pinzas, o directamente pegadas a la pared con un adhesivo. Y es precisamente esa continuidad abierta lo que más favorece la identificación de cada una de ellas, su registro propio.

Gedser (2004).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley,
London, David Zwirner, New York.

Lo que vemos: el mundo de hoy, de la naturaleza a la tecnología. El cielo abierto, los eclipses de astros. Los pliegues no figurativos del papel. Los árboles y plantas, que ascienden y descienden. El árbol, el jardín, que a través de la ventana abierta se introduce en el interior, en la casa. Las flores, que nos hablan y parecen acariciarse entre sí.
Y claro, los seres humanos: en su intimidad y en su abierta pluralidad de comportamientos. Las miradas, las sonrisas, los cuerpos. Las identidades de género como algo abierto, en despliegue: transgénero somos todos. El compromiso moral y político, contra toda forma de violencia destructiva: neonazismo, racismo, terrorismo. La llamada a la acogida de los emigrantes, de los refugiados.

Lutz y Alex en la playa [Lutz & Alex on beach] (Díptico, 1992).
Courtesy Galerie Buchholz, Berlin/Cologne, Maureen Paley, London,
David Zwirner, New York.

Lo decisivo es que muchas de esas imágenes que creemos ver y conocer una vez y otra en la vida corriente, en realidad se nos escapan. Miramos, pero no vemos. Y esto es lo que genera Tillmans: una actitud de rescate, de recuperación. Más allá de la instantaneidad del clic, Tillmans nos lleva a la permanencia de la imagen. Conduce nuestra mirada hasta que llegamos a ver. Transfotografía.


* Wolfgang Tillmans. Comisarios : Theodora Vischer y Wolfgang Tillmans; Fondation Bayeler, Basilea. Del 28 de mayo al 1 de octubre de 2017. 

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.288, 24 de junio de 2017, p. 18. 

domingo, 11 de junio de 2017

Dos exposiciones de Rafael Canogar en Madrid

La pintura, espejo de la vida

En el Tratado de la pintura, escribe Leonardo da Vinci que el pintor debe asemejarse al espejo, “que se transforma en tantos colores como las cosas que se le ponen delante; y haciendo así parecerá que son una segunda naturaleza.” Estas palabras de Leonardo volvían una y otra vez a mi mente recorriendo las obras: hermosísimas, plenas de intensidad y maestría expresivas, de uno de nuestros más grandes pintores, Rafael Canogar (Toledo, 1935). 

Composición Nº 1 (1975). Construcción en poliéster y fibra de vidrio pintada al óleo 
sobre tabla con pan de oro, 173,5 x 148 x 12 cm. Colección del artista.

De Canogar coinciden ahora dos muestras abiertas al público. En el CEART, Fuenlabrada, se presenta Ayer hoy, una reconstrucción de su trayectoria artística, desde sus inicios en 1949 hasta ahora mismo. 62 obras, articuladas en 6 capítulos o secciones, con un montaje excelente, limpio y abierto, que permite apreciar la continuidad de su impulso creativo y su raíz en la pintura, a lo largo del tiempo y a través de soportes y técnicas diferentes. El espacio de la pintura, en la Galería Álvaro Alcázar, incide en esa línea y es un magnífico complemento, con 14 piezas pictóricas realizadas entre 2016 y 2017. En definitiva, Canogar está de nuevo aquí.

Cabeza Nº 4 (Homenaje a Julio González) (1983). 
Óleo sobre lienzo, 200 x 150 cm. Colección del artista.

Deslumbra su fuerza. Desde sus inicios, modulados a partir de la figura referente de Daniel Vázquez Díaz, como se puede apreciar en Jardín de Vázquez Díaz, realizada en 1949, cuando tenía tan sólo 14 años. Después, en menos de una década, Canogar se situaba ya en el primer plano de nuestra escena artística, al formar parte en 1957 del grupo El Paso, desencadenante central de un horizonte de renovación del arte que alcanzaría un gran eco internacional.
Poco a poco, y con una voluntad de “tener los pies en la tierra”, como él mismo escribió en la revista Papeles de Son Armadans en 1959, se abre hacia el contacto con las formas orgánicas, con lo humano, con las dimensiones de la vida, lo social y lo político. Los soportes expresivos se diversifican. Desde luego, el registro dominante sigue siendo la pintura, pero en diálogo y mezcla con fotografías, tejidos, objetos escultóricos: lo figurativo y lo no figurativo dialogan entre sí en sus obras.

Nocturno urbano Nº 1 - 90 (1990). 
Óleo sobre lienzo, 200 x 200 cm. Colección del artista.

Acabando el siglo que ya pasó, en 1998, en su Discurso de Ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Canogar indicaba que sus obras serían expresión de las “dos fuerzas elementales y primarias que siempre han acompañado al hombre: las fuerzas constructivas y las destructivas.” Una contraposición que brota de la utilización de tablas y planchas, con una fuerte impronta matérica, en busca de una realidad inédita, más allá del mero registro objetual de nuestras percepciones cotidianas.
El proceso seguido hasta hoy, ya en este siglo cambiante y pleno de incertidumbres, implica en Canogar una nueva inmersión en la pintura, más allá de los registros cerrados y de las limitaciones academicistas. Es lo que resuena en lo que él mismo escribe, en su texto El espacio de la pintura: “Hemos vivido un fascinante viaje, lleno de sorpresas, de hallazgos, de intensas vivencias y nuevos lenguajes, a veces de pureza y otras, no menos intensas, de buscadas impurezas.”

Germinal (2017). 
Óleo sobre lienzo, 150 x 239 cm. Cortesía Galería Álvaro Alcázar.

Concepto, lucidez y riesgo asumido. Esos son los “compases” pictóricos que estructuran la música de este gran pintor. Buceando en la experiencia y la memoria, Canogar nos transmite en sus obras la fragmentación del sentido. El tránsito humano a través del dolor y el placer, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte. Es lo que vemos y oímos en la vibración y en la expansión incontenible del color que irradian sus pinturas. Porque esa es la cuestión, como ya decía Leonardo: hacer de la pintura un espejo que nos lleve a una segunda naturaleza. Desde “aquí”, desde donde estamos y lo que somos, a espacios abiertos y no conocidos, hasta lo que podríamos llegar a ser. Rafael Canogar: la pintura, espejo abierto que transciende la vida.   


* Rafel Canogar: Ayer hoy. Comisario: Alfonso de la Torre. CEART, Fuenlabrada, Madrid. Del 25 de mayo al 23 de julio de 2017.
* Rafel Canogar: El espacio de la pintura. Galería Álvaro Alcázar, Madrid. Del 27 de mayo al 26 de junio de 2017.  

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.286, 10 de junio de 2017, p. 23.