martes, 26 de julio de 2016

Exposición de Vivian Maier en La Fundación Canal, Madrid

 Ver sin ser vista

La figura de Vivian Maier (Nueva York, 1926 – Chicago, 2009) acumula todos los rasgos que se asocian con uno de los “mitos” modernos más persistentes sobre la figura del artista: el del gran artista “ignorado” que sólo el curso del azar en el paso del tiempo permitiría recuperar. Un relato estereotipado que la imaginación colectiva asocia ante todo con Van Gogh.

Autorretrato, Nueva York, 1954. 
Vivian Maier/Maloof Collection.

A lo largo de su existencia, Vivian Maier no llegó a presentar nunca públicamente su trabajo como fotógrafa. Rotos sus lazos familiares, se ganó la vida como ama de llaves y niñera. Aparte de la relación con los niños, con quienes salía a la calle en sus recorridos fotográficos, mantuvo siempre una gran distancia con las familias que la acogían o con cualquier otra persona. Fue en todo momento una solitaria extrema. Alguien que pasó por la vida mirando continuamente, y registrando aquello que miraba con la cámara, pero sin dejarse ver nunca.
Aparte de ella, nadie llegó a conocer mientras vivió su trabajo fotográfico, cuyo comienzo se sitúa a finales de los años cuarenta del siglo pasado. Tras su muerte, se contabiliza que llegó a acumular más de 2.000 rollos de película sin revelar, 5.000 fotografías impresas, y más de 120.000 negativos. Todo ese material, más un conjunto de documentos de carácter muy variado, quedó depositado en un guardamuebles, y posteriormente fue embargado y vendido.

Chicago, enero 1956. 
Vivian Maier/Maloof Collection.

Y es entonces cuando interviene el azar. John Maloof, un joven estudiante que buscaba fotos para documentar una investigación, adquirió en una subasta pública parte de los bienes que habían pertenecido a Vivian Maier. Fue entonces cuando comenzó un auténtico descubrimiento y un proceso de búsqueda, que John Maloof sintetizó de modo brillante en la película, realizada en colaboración con Charlie Siskel, Encontrando a Vivian Maier (2013), que estuvo nominada para los óscar de Hollywood en la categoría de documentales.
Así, poco a poco, desde 2010 hasta ahora, la obra fotográfica de Vivian Maier ha ido conociendo una difusión cada vez más intensa en la escena artística internacional. En España, tras sus anteriores presentaciones en Valladolid en 2013 y en Madrid en 2015 en Bernal Espacio, llega hora a la Fundación Canal esta magnífica exposición de síntesis, que permite apreciar el gran interés y la calidad del trabajo de esta mujer que recorría las calles con esa misma estela que Charles Baudelaire precisó: la del paseante o flâneur que transita sin un rumbo determinado a la espera del encuentro poético.

Mujer armenia discutiendo en la calle. Nueva  York,  septiembre 1956. 
Vivian Maier/Maloof Collection.

En la muestra, con un excelente montaje, se presentan 120 fotografías, articuladas en 6 secciones: Infancia, Retratos, Formalismos, Escenas de calle y Fotografías a color. Y también 9 películas en Super 8. En ellas podemos apreciar la intensa capacidad en la captación del detalle normalmente inadvertido que caracteriza la obra de Vivian Maier.

Autorretrato, sin fecha. 
Vivian Maier/Maloof Collection.

La cámara que utilizaba, una Rolleiflex, le permitía enfocar sin subirla hasta sus ojos, lo que facilitaba tomar las instantáneas: retratos de personas, objetos, o situaciones de todo tipo, siempre en las calles, sin que necesariamente ello fuera advertido. Sus ojos se deslizaban silenciosos para fijar con la cámara la visión. Su mirada estaba cargada de pasión: ver sin ser vista.


* Vivian Maier. Street photographer. Comisaria, Anne Morin, directora de diChroma photography. Fundación Canal, Madrid. Del 9 de junio al 16 de agosto de 2016.

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.244, 23 de julio de 2016, p. 23. 

domingo, 10 de julio de 2016

Exposición en el Centro Pompidou, París

Paul Klee: el artista total


El Centro Pompidou acoge una magnífica exposición del artista suizo Paul Klee (1879-1940), una de las figuras centrales del arte del siglo veinte. Si pueden visitar París, no se la pierdan. La muestra reúne unas 230 obras: dibujos, pinturas, pequeñas esculturas, marionetas y grabados, que se presentan en siete secciones, con un orden cronológico. En ellas, se pretende reconstruir la trayectoria de Klee desde sus inicios, sus aproximaciones y contrastes con los diversos movimientos artísticos de la vanguardia: cubismo, dadaísmo, surrealismo, constructivismo y la figura especial de Picasso, hasta sus años finales, marcados por el acceso de los nazis al poder, la guerra y la enfermedad.

Paul Klee: La Bella jardinera (1939).  Zentrum Paul Klee, Berna.

Está dedicada al gran músico Pierre Boulez, fallecido este mismo año el pasado 5 de enero, y que situó en Klee, también excelente violinista, una de las más altas cimas de intercomunicación entre las artes visuales y la música. Todo ello se expresa en el hermosísimo libro El país fértil, que Boulez publicó en 1989. Si la dimensión musical atraviesa, en efecto, las obras de Klee, que hacen arder el silencio, no menos relevante es el trasfondo poético, literario, que igualmente alienta en ellas: el juego contínuo de sus títulos y rótulos con las imágenes, el desvelamiento interior de sus escritos autobiográficos, y sin olvidar la profundidad de sus textos pedagógicos y teóricos. En definitiva, en Paul Klee encontramos una de las síntesis más rotundas de lo que podemos llamar el artista total.

Paul Klee: Angelus Novus (1920). The Israel Museum, Jerusalén.

El eje conceptual de la exposición se sitúa,  desde una perspectiva genealógica, en el concepto romántico de ironía, al que se alude en el título. En 1797, el pensador alemán Friedrich Schlegel caracterizó así la ironía: “En ella todo debe ser broma y todo debe ser serio, todo debe resultar cándidamente sincero y profundamente simulado a la vez.” Esa dimensión dual de la ironía, con lo que conlleva de oscilación entre los antagonismos, entre la afirmación y la negación, es sin duda una interesante clave de interpretación de la obra de Klee en su conjunto. En enero de 1906, él mismo escribió en sus Diarios: “No hay ninguna necesidad de ironizar a mi costa, yo mismo me encargo de ello.”

Paul Klee: Ensimismamiento (1919). Litografía. Zentrum Paul Klee, Berna.

El pequeño formato habitual en Klee tiene que ver con su dinámica de introspección, de mirada hacia dentro, que se expresa en esa consideración sobre la auto-ironía, y que atraviesa todo su trabajo. Uno de los signos más claros de esta cuestión es el dibujo de 1919, y los subsiguientes grabados, con el título de Ensimismamiento: una especie de autorretrato distorsionado en el que vemos sus ojos intensamente cerrados, los de un personaje confrontado consigo mismo y de una intensísima vida interior.
Mirar hacia dentro, y no hacia fuera. Algo que se concreta, de forma plenamente explícita, en la frase inicial de su "Confesión creativa", de 1920: "El arte no reproduce lo visible, sino que hace lo visible." Sí: confesión o brote desde el interior. Pero, a la vez, reflexión y programa: acerca de cómo se despliega la construcción de la obra, y una declaración rotunda de intenciones sobre la finalidad del arte. Más allá de toda sumisión mimética, Klee sitúa el objetivo de las artes plásticas no ya en la mera reproducción, sino en la construcción o realización de lo visible.

Paul Klee: Petulancia (1939). Zentrum Paul Klee, Berna.

Sometido a la presión de fuerzas opuestas, en el arte se busca alcanzar lo visible a través del equilibrio de la obra. Si ese es el objetivo, el artista: Paul Klee, debe recorrer territorios problemáticos, desconocidos, en busca de ese material que debe plasmarse como horizonte de la visión. Actúa como un equilibrista balanceándose sobre una cuerda tendida sobre el vacío, persiguiendo un equilibrio siempre difícil de alcanzar. Y con él,  aquí estamos todos, en este mundo azaroso, suspendidos sobre el vacío, intentando llegar, incluso por encima de nuestras fuerzas, con el apoyo de las ocasionales pértigas de todo tipo que encontramos en nuestro camino. Siguiendo la estela del arte, intentando ir más allá desde aquí mismo. Intentando ver, conocer, sentir: intentando alcanzar las formas, llegar a lo visible.


* Paul Klee. La ironía en práctica. Comisaria, Angela Lampe. Centro Pompidou, París. Del 6 de abril al 1 de agosto de 2016.

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.242, 9 de julio de 2016, p. 21.