domingo, 20 de marzo de 2016

Ulises Carrión en el Museo Reina Sofía

Las formas del lenguaje

Recorriendo las salas en las que se presenta la muestra he sentido el fluir de un aire de otro tiempo. Como un viaje hacia otra época del arte, en la que se desplegaba el experimentalismo de Fluxus, o aquí en España de Zaj. Una deriva abierta, plena de intensidad, y que acabaría impulsando los soportes multimedia que hoy día caracterizan de forma general el arte de nuestro tiempo.

Ulises Carrión: Querido lector. [Dear reader.] (1975).
Impresión sobre papel, 26,5 x 35 cm. Colección particular,  París.

Ulises Carrión: No lea. [Don't read.] (1975).
Impresión sobre papel, 26,5 x 35 cm. Colección particular,  París.

La exposición recoge alrededor de 350 piezas de Ulises Carrión (1941-1989): libros, revistas, vídeos, obras sonoras, arte postal, y documentación de todo tipo sobre proyectos públicos, performances y otras actividades. Desde su México natal, al terminar su formación en la universidad, Ulises Carrión se trasladó a Europa, continuando sus estudios de posgrado, centrados en el lenguaje y la lingüística, en Francia, Alemania e Inglaterra. A comienzos de los años setenta se estableció en Amsterdam, donde viviría ya hasta su fallecimiento con tan sólo cuarenta y ocho años de edad.
Se trata de una personalidad creativa de un gran interés. Aunque su formación se centra en el estudio y la teoría del lenguaje, y el núcleo de su actividad tiene que ver centralmente con la escritura, Ulises Carrión supo desde ahí desplegar todo un registro variadísimo de intervenciones y propuestas artísticas.

Ulises Carrión leyendo textos de performances en Zona Art Space, Florencia (1979).
Fotografía en blanco y negro, 24 x 17,2 cm. Colección particular,  París.

En Amsterdam fundó una librería-galería muy especial: Other Books and So [Otros Libros y Demás], que funcionó entre 1975 y 1979, y que acabaría alcanzando bastante notoriedad. Como su nombre indica, se trataba de ir más allá de la idea y el formato tradicionales del libro para buscar, siempre en el marco del referente libro, algo diferente: “nolibros, antilibros, pseudolibros, cuasilibros, libros concretos, libros visuales, libros conceptuales, libros estructurales, libros proyecto, libros declaración, libros instrucción”, según enumeraba en 1975 Ulises Carrión.
Ese planteamiento implicaba un horizonte rupturista, innovador. Hacía ya algo más de una década que Marshall McLuhan había teorizado acerca del final de la Galaxia Gutenberg, de una estructura de la transmisión cultural basada en los soportes impresos, y sin embargo Carrión reivindicaba el libro, con una configuración formal sumamente abierta, como vía nuclear de transmisión de las ideas no ya sólo literarias, sino también artísticas, culturales y educativas en general.

Ulises Carrión: Tabla (1977).
Tinta manuscrita sobre papel y sobre cartón, 42 x 30 cm. Colección particular,  París.

Esa concepción del libro como eje inicial se iría desplegando en planteamientos específicamente artísticos que cuestionan las vías tradicionales de circulación del arte, especialmente las comerciales, y que se construyen siempre a partir del lenguaje. Eso sí, a partir de todas las variaciones expresivas del lenguaje: lenguaje verbal, escritura, lenguaje gestual, lenguaje fílmico… Ulises Carrión realiza propuestas de arte postal, que él llama “arte correo”, performances, vídeos que documentan acciones, y también proyectos públicos que reclaman una participación abierta, en una línea anti-autoritaria. Un ejemplo de esos proyectos fue el que planteó acerca del papel del chisme, el rumor y el escándalo, contrapuestos a los buenos modales, en el mundo del arte y de la cultura en general.
Aparte de los vídeos que documentan acciones, la que se considera única propuesta fílmica de Carrión: The Death of the Art Dealer [La muerte del marchante de arte] (1982), una película de veinte minutos de duración que podemos ver en la muestra, es una obra muy hermosa e intensa. Rodada en blanco y negro, en ella vemos a Carrión sosteniendo un pequeño televisor portátil y moviendo su cuerpo en las mismas direcciones en que se mueve la cámara de la película que se proyecta en el televisor. Ulises Carrión consideraba que el movimiento plano a plano del lenguaje fílmico tenía una intensa correspondencia con el paso de las hojas de un libro.

FLAVIO PONS STUDIOS: Cartel para el festival de cine Lilia Prado SUPERSTAR (1984).
Impresión sobre papel, 30,8 x 40,4 cm. Museo Reina Sofía,  Madrid.

En relación también con el cine se sitúa su proyecto sobre la actriz mexicana Lilia Prado (1928-2006), que le llevó a organizar en Holanda, en 1984, un festival de sus películas con el título “Lilia Prado. SUPERSTAR”. Carrión indicó que consideraba a Lilia Prado su ready-made, abriendo con ello un signo de interrogación acerca de cómo nos transmiten y nos apropiamos de los cuerpos fílmicos disponibles en el cine. Una cuestión decisiva en la cultura de nuestro tiempo, y también en el arte, de Marcel Duchamp al arte pop.
En definitiva, todo el proceso creativo de Ulises Carrión gira en torno a las diversas formas de expresión del lenguaje, que es lo que nos constituye como seres humanos, y atendiendo en todo momento a los flujos del alfabeto, incluso más allá de la escritura, en los cuales se cifran las diversas vías de abstracción de la experiencia. Si no lo conocían, la figura de Ulises Carrión será sin duda un gran descubrimiento. No se pierdan esta hermosa muestra, ante la que sin embargo tengo una pequeña objeción: debería ser más sintética, tener menos documentos, y no presentarlos en todos los casos en los muros de las salas o en las vitrinas como si fueran obras. Los documentos restituyen el contexto, transmiten información, y por ello son desde luego muy importantes. Pero no son específicamente obras artísticas.


* Ulises Carrión. Querido lector. No lea. Museo Reina Sofía, Madrid. Del 16 de marzo al 10 de octubre de 2016. 

PUBLICADO [EN VERSIÓN REDUCIDA] EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.226, 19 de marzo de 2016, p. 21. 

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