domingo, 29 de septiembre de 2013

Exposiciones de Esteban Lisa en España


Esencialismo pictórico
 
 
El proceso histórico del arte, y de la cultura en general, está lleno de pérdidas y de recuperaciones. Artistas que pudieron ser significativos en su momento caen posteriormente en el olvido. En algunos casos excepcionales: el Greco o van Gogh, por ejemplo, para después ser "recuperados", como si hubiera un desajuste entre el alcance estético de sus obras y lo que se era capaz de apreciar y valorar en el tiempo histórico en el que vivieron. Esta cuestión constituye la base de una especie de "mito" que constituye una variante más de la leyenda del artista: el mito del artista secreto, del genio ignorado.
 
Esteban Lisa en su visita a Toledo en 1980.
 
La figura de Esteban Lisa (1895-1983) se inscribe en parte sí y en parte no en ese marco. Fue un artista ignorado porque, aunque dibujaba y pintaba prácticamente cada día desde los años treinta hasta el final de su vida, nunca quiso exponer su trabajo en público. Había nacido en el seno de una humilde familia en un pueblo de Toledo: Hinojosa de San Vicente, y con tan sólo doce años tuvo que viajar hasta Buenos Aires para trabajar en el bar de un tío suyo. Compatibilizando trabajo y estudios, consiguió el título de profesor de dibujo y pintura. Y ese fue el signo de su vida: trabajos de distintos tipos, dibujar, pintar y ejercer como maestro de pintura, animado a la vez por una intensa vocación intelectual que le llevó a situar la filosofía en el eje de sus intereses. En su texto en el catálogo, Miguel Cereceda le llama "pintor, maestro y pensador".
Si mantuvo la máxima discreción sobre su actividad como pintor, ya en 1956 publicó el libro Kant, Einstein y Picasso, que a través del carácter emblemático de esos tres nombres expresa desde el mismo título su voluntad de sintetizar filosofía, ciencia y arte. Un ideal que persiguió a través de distintas intervenciones y textos, recogidos ya cerca del final de su vida en otro libro: La teoría de la Cosmovisión y la visión de Platón (1980). Con el concepto de Cosmovisión expresaba su ideal de unidad de lo que en el pensamiento renacentista se denominó microcosmos y macrocosmos, el individuo y el mundo.
Su actividad como maestro le llevaría a fundar en 1955 la Escuela de Arte Moderno que funcionaría durante más de dos décadas. Algunos de los discípulos que trabajaron allí con él constituirían tras su muerte, en 1984, la Fundación Esteban Lisa, en la que se iniciaría la recuperación de su actividad como pintor, que tendría un punto de inflexión positivo en los años noventa con distintas exposiciones y publicaciones. En España, su pintura se presentó por vez primera en 1998, en la Galería Guillermo de Osma, que ahora vuelve de nuevo a presentar su trabajo en coincidencia con la exposición de la Biblioteca Nacional.
 
Esteban Lisa: Composición (Cala y flor) (c. 1935).
Óleo sobre cartón, 30,2 x 23 cm.
 
En un caso como el de Esteban Lisa era importante comenzar por hablar del personaje, trazar mínimamente su perfil. La muestra retrospectiva es excelente, muy equilibrada. Reúne 149 piezas, en su gran mayoría pinturas al óleo siempre de pequeño formato y realizadas sobre cartón y papel, y también un importante conjunto de documentos: libros y fotografías, que permite acceder a sus distintos registros. Esas pequeñas piezas pictóricas son toda una delicia: un trabajo expresivo casi de laboratorio, en el que uno aprecia de forma casi inmediata los juegos y desplazamientos de puntos y líneas sobre los planos de los que hablaba Vasily Kandinsky, cuya figura es en mi opinión el auténtico eje al que responde con sus ecos personales la pintura de Lisa.
 
Esteban Lisa: Juego con líneas y colores (15.5. 1955).
Óleo sobre papel, 29,8 x 23,1 cm.
 
Piezas que se modulan desde los años treinta hasta finales de los setenta, día tras día, en busca de un sentido, intentando expresar esa "Cosmovisión" antes aludida. Pinturas siempre "abstractas", aunque yo prefiero decir no figurativas. Con una importante impronta de formas geométricas en las décadas de los treinta y los cuarenta, y luego mucho más abiertas a la gestualidad, a los "juegos con líneas y colores", como el propio Lisa las denominó. Ahí destella la síntesis buscada: puntos, líneas y colores jugando en los planos. Kandinsky, pero también Friedrich Schiller, quien en sus Cartas sobre la educación estética de la humanidad (1795) situó precisamente en el juego la manifestación del impulso formal que todos los seres humanos llevamos dentro, y que es preciso desarrollar a través de la educación estética. El ideal perseguido por Esteban Lisa, peculiar maestro del color y de la concentración plástica, el latido de su esencialismo pictórico.    
 
* Esteban Lisa, comisario: Miguel Cereceda; Biblioteca Nacional de España, 12 de septiembre – 3 de noviembre y Museo de Santa Cruz, Toledo, diciembre de 2013 - junio de 2014.
* Esteban Lisa; Galería Guillermo de Osma, Madrid, del 19 de septiembre hasta el 15 de noviembre.
 

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1107, 28 de septiembre de 2013, pgs. 18-19.
 

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